Mujeres alfa, hombres beta

Por Reporte Índigo | Miércoles, Abril 23, 2014

Hoy más que nunca, las mujeres tienen la posibilidad de aceptar que tienen una personalidad “alfa”: son fuertes, carismáticas, divertidas, con confianza en sí mismas y opiniones claras.

Este tipo de personalidad, difícil de intimidar y decisiva, solía estar asociada –y permitida– solamente con los hombres y conforme las mujeres se fueron acercando a la igualdad, estos rasgos les han traído un problema, pues ha complicado su búsqueda del amor.

La reputación de la mujer alfa –ambiciosa y determinada–, que además suele ser exitosa en el ámbito profesional, puede ser intimidante para los hombres, que crecieron acostumbrados a pensar que debían tener más logros que ellas.

De hecho, un estudio realizado en el 2013 por la Universidad de Florida, reveló que los hombres suelen interpretar el éxito de su pareja como un fracaso personal y que cuando su pareja es exitosa, lo perciben como que es más exitosa que ellos.

Guerra de voluntades

Sin embargo, las personas con personalidades alfa suelen creer que deben estar con alguien similar a ellos. Para los hombres, las mujeres alfa son misteriosas y apasionadas, y para ellas, ellos las impulsan a ser mejores y les dan seguridad.

“Las mujeres alfa creen que el hombre alfa es su pareja natural; alguien que se gane el pan, parecido a ella –pero aunque así se consiguen relaciones emocionantes, no suelen ser relaciones buenas”, explicó la Dra. Sonya Rhodes, terapeuta y experta en relaciones amorosas, en su libro “The alfa woman meets her match”.

De acuerdo con Rhodes, uno de los miembros de la pareja  siempre va a querer tener la autoridad en la relación y esto llevará a choques inevitables. Y todo por buscar el amor en el lugar equivocado.

¿La solución? Un hombre de otro tipo: un hombre beta. La experta los describe como hombres comprensivos y responsables, que no se sienten amenazados por quedarse en el segundo plano mientras su pareja brilla.

“Se trata de expandir tus horizontes –encontrar a una pareja que te apoye, te respete y no se sienta amenazado por quién eres o lo que haces”, señaló. La evidencia parece darle la razón.

Parejas como Julia Roberts y Danny Moder, o Marissa Mayer y Zachary Bogue han funcionado a pesar del evidente éxito de ellas. 

Incluso Bill Clinton se ha dedicado a la fundación que lleva su apellido y ha dejado que su esposa Hillary sea quien roba cámaras. La clave es que los hombres beta no valoran su éxito en términos relativos al de su pareja.

El caso opuesto podrían ser mujeres como Anna Wintour o varias ganadoras del Óscar a Mejor Actriz, que se han convertido en representantes involuntarias del fracaso en el amor de las mujeres exitosas. Pero el problema no eran ellas, sino la compatibilidad con sus parejas.

El problema de la percepción

Seguir el consejo de Rhodes no es tan sencillo. En primer lugar, porque las mujeres alfa frecuentemente son víctimas de un estereotipo mandón y poco razonable, y los hombres beta pueden ser percibidos como débiles o “mandilones”.

Entonces, para ellas es difícil aceptar que tienen una personalidad alfa, y aún más enfrentarse a las críticas que familiares y amigos les propinan por estar con un hombre beta. 

Con frecuencia, estas uniones son juzgadas pensando que ella se conformó por estar desesperada.

“Hoy, una mujer exitosa y soltera que se enamora de un hombre que gana menos que ella o no tiene la misma ambición puede recibir desaprobación (…), pero están enamoradas de hombres sólidos, que las apoyan y comparten sus valores que no tienen el dinero como prioridad”, afirma Rhodes en The Wall Street Journal. “Y aún así temen los susurros preocupados de su familia y amigos, que siguen creyendo que ‘se casaron mal’”.

Pero para la terapeuta, es necesario que nuestra percepción cambie, pues las mujeres alfa no tienen que ser profesionistas, ni los hombres beta personas con las que estas se conforman y deben cuidar.

Ellos son hombres seguros de sí mismos y muy capaces, y ellas dominan en cualquier ámbito en el que se desenvuelven: ya sea la asociación de padres de familia de la escuela de sus hijos o la mesa directiva de su empresa.

La idea de “casarse bien” viene de un momento en que los hombres eran los únicos trabajadores de la familia, y perduró mientras los empleos disponibles para las mujeres no eran suficientes para mantenerse. El ambiente laboral ha cambiado, y para Rhodes lo mismo debe pasar con esta idea.

“Hoy, más mujeres que hombres se gradúan de la universidad y posgrados (…), y en 24 por ciento de los matrimonios –según Pew Research– las mujeres ganan más que sus esposos. En 1960 el porcentaje era 6.2 por ciento”, afirma.

Libro recomdando
“The alpha woman meets her match...”
Por Sonya Rhodes
Editorial Harper Collins